Misericordia

MISERICORDIA


Por Ramón Benito De la Rosa y Carpio

La misericordia, de todo el año y de cada día, es sin embargo, un tema que se acentúa en la Cuaresma. Es una consecuencia del amor. Palabras afines a la misericordia son compasión, bondad, piedad, clemencia. La misericordia va de la mano con el perdón. Contrarias a ella son impiedad, dureza de corazón, inhumanidad.

La misericordia es definida por el Diccionario de la Academia Real de la lengua española como “virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los trabajos y miserias ajenas” y como “atributo de Dios, en cuya virtud perdona los pecados y miserias de sus criaturas”. Etimológicamente significa “corazón que se apiada o compadece”.

1- La misericordia humana

“Así dice Dios: sean ustedes justos en sus juicios, y bondadosos y compasivos unos con otros. No opriman a las viudas, ni a los huérfanos, ni a los extranjeros, ni a los pobres; y no maquinen mal uno contra otro en su corazón” (Zacarías 7, 9-10, profeta del Zacarías, año, 520 a. de C.).

Esto dijo Jesús a sus discípulos: “Sean compasivos, como su Padre Celestial es compasivo; no juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y se les perdonará; den y se les dará; les verterán una medida generosa, calmada, remecida, rebosante. La medida que usen con los demás, la usarán con ustedes” (Lucas 6, 36-38).

“Eres misericordioso ayudando al pobre en lo que puedas, ya que tú anhelas ser ayudado por el Omnipotente en aquello que tú no puedas. El papel de la misericordia es doble: perdonar las injurias y dar pruebas de humanidad” (San Agustín, Obispo de Hipona en África del 396 al 430, Carta a Máximo).

2- La misericordia divina

La misericordia es uno de los atributos más característicos de Dios. Como misericordioso que es Dios sigue amando más allá de las ofensas.

Así se definió Dios pasando ante Moisés: “¡El Señor! ¡El Señor!, Dios misericordioso y clemente, tardo a la era y rico en amor y fidelidad” (Éxodo 34, 6, año 1250 a. de C.).

El salmista, alrededor del año 1000 a. de C., tomó esta referencia y la hizo oración: “Oh Dios, los orgullosos se han levantado contra mí, una turba de violentos anda buscando mi alma y no te tienen a ti delante de sus ojos. Pero tú, Señor, Dios misericordioso y compasivo, tardo a la ira, lleno de amor y fidelidad, vuélvete a mí y ten compasión” (Salmo 86, 14-15).

3- Misericordia humana y divina

San Asterio, Obispo en el territorio de la actual Turquía hacia el año 390 de nuestra era, nos legó este hermoso texto: “Un hombre, pastor de cien ovejas, el cual, cuando una de las cien se separó del rebaño e iba errando descarriada, no se quedó con las demás que continuaban paciendo ordenadamente, sino que se marchó a buscar a la descarriada.

Una vez hallada, no le dio azotes, ni la hizo volver con prisas y empujones al rebaño, sino que la cargó sobre sus hombros y, tratándola suavemente, la llevó al rebaño, con una alegría mayor por aquella sola que había encontrado que por la muchedumbre de las demás.

En este ejemplo se nos advierte que no tengamos nunca a nadie por perdido sin remedio y que, cuando alguien se halle en peligro, no seamos negligentes o remisos en prestarle ayuda, sino que a los que se han desviado de la recta conducta los volvamos al buen camino, nos alegremos de su vuelta y los agreguemos a la muchedumbre de los que viven recta y piadosamente”.

(arzobisprensa@hotamil.com)

+ Ramón Benito de la Rosa y Carpio

Arzobispo Metropolitano de Santiago

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