La Misericordia de Dios


La Misericordia de Dios
La misericordia es una actitud bondadosa de compasión hacia otro, generalmente del ofendido hacia el ofensor o desde el más afortunado hacia el más necesitado. En el cristianismo, es uno de los principales atributos divinos.
No hay que confundir la misericordia con la lástima. « Lástima es un sentimiento menos vehemente y más pasajero que compasión. Así es que de la palabra lástima no se deriva un adjetivo aplicable al que la siente, sino al objeto que la provoca, y lo contrario sucede con la palabra compasión, de que se deriva compasivo.
Son lastimosos los infortunios, las enfermedades, el hambre y la persecución. Son compasivas las personas en quienes estos males producen lástima.»? ? «La lástima se aplica con más propiedad a la sensación que nos causa el mal que se ofrece a nuestros sentidos; y la compasión al efecto que causa en el ánimo la reflexión del mal: porque aquella no explica por sí sola más que la sensación de la pena, o el disgusto que causa el mal ajeno; pero la compasión añade a esta idea la de una cierta inclinación del ánimo hacia la persona desgraciada, cuyo mal se desearía evitar.
 No nos mueve a compasión la suerte de un asesino condenado a muerte, pero nos da lástima el verle padecer en el suplicio. Nos da lástima el ver morir a un irracional; nos da compasión el triste estado de una pobre viuda. La compasión supone siempre un sentimiento verdadero. La lástima se emplea algunas veces para representar un sentimiento tan ligero, que apenas merece el nombre de tal; como: Es una lástima que no haga buen tiempo.»
La Misericordia es también un sentimiento de pena o compasión por los que sufren, que impulsa a ayudarles o aliviarles; en determinadas ocasiones, es la virtud que impulsa a ser benévolo en el juicio o castigo.
Los que desean disfrutar de la misericordia de Dios deben buscarle con una buena predisposición de corazón y abandonando sus malos caminos y pensamientos perjudiciales (Isa 55:6, 7); no solo es preciso, sino propio, que le teman y le muestren aprecio por sus preceptos justos (Sal 103:13; 119:77, 156, 157; Lu 1:50); y si se desvían del proceder justo que han estado siguiendo, no deben intentar encubrirlo, sino confesarlo y arrepentirse con un corazón contrito. (Sal 51:1, 17; Pr 28:13.) Otro factor imprescindible es que ellos mismos deben ser misericordiosos. Jesús dijo: “Felices son los misericordiosos, puesto que a ellos se les mostrará misericordia”. (Mt 5:7.)
Jesús y sus discípulos se destacaron especialmente por las dádivas espirituales, de mucho más valor que las materiales, que misericordiosamente ofrecieron. (Compárese con Jn 6:35; Hch 3:1-8.) Los miembros de la congregación cristiana, en especial los que actúan en ella como ‘pastores’ (1Pe 5:1, 2), deben cultivar la cualidad de la misericordia y reflejarla, tanto en aspectos materiales como espirituales, “con alegría”, nunca de mala gana. (Ro 12:8.) El que la fe de ciertos miembros de la congregación se debilite puede hacer que enfermen espiritualmente y hasta que expresen dudas. Debido al peligro de muerte espiritual, se exhorta a sus compañeros cristianos a que sean misericordiosos con ellos y los ayuden a evitar un mal fin. Mientras manifiestan su misericordia hacia aquellos cuyas acciones no han sido correctas, deben cuidarse de no caer en la misma tentación, y han de ser conscientes de que no solo deben amar la justicia, sino también odiar el mal. Su trato misericordioso no implica que aprueben el mal. (Jud 22, 23; compárese con 1Jn 5:16, 17) Las obras que se recomiendan son:


Obras de Misericordia "Espirituales"
  • Enseñar al que no sabe
  • Dar buen consejo a quien te lo pide
  • Corregir al que se equivoca
  • Perdonar las injurias
  • Consolar al triste
  • Tolerar los defectos del prójimo
Obras de Misericordia "Personales"
  • Dar de comer al hambriento
  • Dar de beber al sediento
  • Vestir al desnudo
  • Visitar al enfermo
  • Redimir al cautivo
  • Dar posada al peregrino
  • Sepultar a los que mueren

El Papa Juan Pablo II, reconociendo la importancia de conocer la Misericordia de Dios, escribió una encíclica dedicada especialmente a ella, llamada Dives in Misericordia (Rico en Misericordia).
La devoción a la Divina Misericordia ha sido promovida de manera especial por santa Faustina Kowalska, por el Padre Juan González Arintero [1], dominico español, la Madre Marie-Thérèse Desandais, Salesiana francesa, y la madre Esperanza de Jesús Alhama Valera, fundadora de las congregaciones de las Esclavas del Amor Misericordioso y de los Hijos del Amor Misericordioso. La gran oración para pedir la misericordia de Dios es la coronilla de la Divina Misericordia
wikipedia.org (Colaboración)
Por Humberto Fernández, Radio Luz 93.7 Fm


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