fuiste para los jóvenes,
especialmente para los pequeños y los pobres,
signo de la predilección amorosa de Dios.
Enséñanos a ser amigos del Señor
para que descubramos
en Él y en su Evangelio
el sentido de la vida
y la verdadera felicidad.
Ayúdanos a responder con generosidad
a la vocación recibida de Dios,
para ser, en nuestra vida diaria,
constructores de comunión
y, unidos a toda la Iglesia,
colaborar con entusiasmo
en la edificación de la cultura del amor.
Concédenos la gracia de perseverar
en la vivencia diaria de la vida cristiana,
según el espíritu de las bienaventuranzas,
y haz que, guiados por María Auxiliadora,
nos encontremos un día contigo
en la gran familia del cielo. Amén.
Comentarios